Acepto el desafío. Sí, oíste bien. Quiero criar humanos.
Humanos, entendamos. Carentes de grosería. Faltos de miedo. Dueños de alegría.
Aptos para jugar.
Cuando aparezcas, Marhgueretah, vamos a dar el
batacazo. Porque no soy herhemafrodehtah, y menos completo. Vamos a hacer cinco o
seis, y aceptar otros tantos. Estilo Kellog, pero sólo en la cantidad.
Cuidarlos celosamente para devolverlos relumbrantes como
una carcajada espontánea, de esas que serpentean al largar, de salida, como
dice Buarque. Nombres simples, para que no los atrapen. Sin gancho. Sin
promesa, ni reminiscencia, ni exigencia. Un simple gatillo a la copa del árbol.