Hay temas que son tabú. Si uno es hincha de Peñarol, y otro
de Nacional, eso no es tabú. Pero que los profesores y los alumnos tienen
intereses diferentes, es tabú.
Si tu actividad gremial es para defender a los
estudiantes, tengo comentarios que hacerte. Si es simplemente para acelerar tu
ingreso al Instituto de Física, no.
Defender a los estudiantes no significa defender a
los que van en coche. Esos no son perjudicados. Defender a los estudiantes
significa defender a los que sufren, a los que quedan por el camino, a los que
se arrastran por años recibiendo palizas, a los que abandonan de pique o, peor,
después de changar por años y años. Hay una masa de estudiantes que es víctima
del régimen. No son todos, pero sí son la mayoría. Hay una simbiosis oculta
entre profesores y alumnos bien adaptados. Eso esconde la realidad de que la
facultad no cumple su cometido de enseñar, de difundir el conocimiento. Disimula
el hecho de que la mayoría de los supuestos beneficiarios de la facultad es
olvidada, al menos. Es perjudicada y destratada, de hecho.
LOS PROFESORES HACEN LO QUE QUIEREN
Los profesores deberían enseñar las materias. Deberían llegar en hora. Deberían tener las
clases preparadas. Teórico, por supuesto. Pero también práctico. Está plagado
de profesores de práctico (también de teórico) que se creen que los prácticos
fueron diseñados para que ellos pudieran dar rienda suelta a su sadismo.
Los cursos deberían ceñirse a un programa
preestablecido y claro. Y estable. Hoy, cada profesor decide su programa. Los
profesores cambian constantemente de materia, con consecuencias positivas para
el profesorado, pero obviamente negativas para el estudiantado. Y cada
profesor, cada año, viene con su curso nuevo, de acuerdo a sus intereses y sus
caprichos. Así, el alumno que no salva la materia en los seis meses siguientes,
se ve forzado, en los hechos, ¡a cursarla de nuevo!
Deberían también, el programa y el profesor, seguir
una bibliografía exhaustiva y bien definida. Y esto último es clave para lo más
importante: los cursos no deberían ser obligatorios.
LOS CURSOS SON OBLIGATORIOS
¿Cómo surgieron los cursos? Surgieron a favor del
alumno. Y pasó el tiempo, y se dieron vuelta, y se pusieron en contra del alumno. El curso era un
apoyo para el estudiante, y hoy es un obstáculo más. Para poder dar un examen, lo
que necesito es tener salvado el examen de las previas. Y punto. Resulta que
ahora la evaluación es doble: tengo que salvar el curso, y luego tengo que
salvar el examen. En otras facultades subsiste todavía, aunque más no sea en
parte, el espíritu original, el que se condice con la calidad de institución de
enseñanza de una universidad. El curso, como fue concebido, era dos veces para el alumno. Era para
enseñarle, y también, algunas veces, incluía evaluaciones parciales que le
permitían exonerar el examen, en parte o totalmente. Pero de ninguna manera
había que salvar el curso. El “derecho a dar examen” se lo ganaba
uno al salvar el examen de las materias previas.
Los cursos obligatorios son uno de los tantos triunfos
de los profesores sobre los alumnos. Una forma evidente en que esto perjudica a
los alumnos es que el que trabaja no puede estudiar. Otra es que el que sabe no
puede dar cuantas materias quiera o pueda. Se ve forzado no sólo a cursar, sino
a esperar.
Los alumnos son pocos, por tanto los horarios
disponibles son pocos. Eso es entendible. En las facultades mayores hay
horarios diurnos y nocturnos porque hay cientos de estudiantes. No podemos
pretender eso en nuestra facultad. Pero sí podemos pretender que los cursos no
sean obligatorios. Que el alumno pueda optar. Que si quiere hacer el curso lo
haga, y si no quiere, no lo haga. En otras facultades existe, para eso, la
figura de la “calidad de libre”.
Podemos incluso verlo como una discriminación. ¿Por
qué los estudiantes de una facultad pueden dar materias “libres”, y los
estudiantes de otra no?
LOS CURSOS SE VENCEN
Los cursos no sólo son obligatorios, sino que se vencen. Caducan. Y no me digas que
dos años y medio es mucho. Es cosa de todos los días que gente repita un curso
porque se le venció. Cualquier alumno que haga todas las materias de cada
semestre, y no las exonere toditas, empieza a acumular materias. Si se tranca
con alguna, enseguida le resultan insuficientes los períodos disponibles, y eso
hace perfectamente posible que pasen dos años y no haya dado una materia. (Noto
ahora que no sé cómo es la cosa si uno dio alguna vez la materia. Si esos dos
años vuelven a contarse desde ese momento. Me imagino que no. O sea: a un
estudiante puede perfectamente vencérsele una materia que dio y perdió menos
veces que el total permitido, que es cuatro).
Y que conste que te hablé de un estudiante de
tiempo completo que hace todas las materias. No mencioné el otro caso:
cualquiera que tenga otra actividad que no sea la facultad, tiene siempre la
espada de Damocles colgando sobre su cabeza, pronta para dejar caer ese curso
que tanto le costó.
Te recalco que esta facultad es pública. Integra la universidad pública, cuyo objetivo es la difusión del conocimiento gratis.
Tanto en su cometido oficial, como en el imaginario colectivo, la universidad
es pública y gratis para que no sólo los ricos puedan estudiar. En este
régimen, cualquiera que tenga que mantenerse no puede estudiar en esta
facultad. He aquí un grupo a defender, como representante de los estudiantes:
al estudiante que trabaja.
LOS PERIODOS SON CORTOS Y ESCASOS
Veamos otro triunfo del profesor
sobre el alumno. Otro espacio del estudiante que fue copado por el profesor.
Los períodos de examen son cortos y escasos. Son cuatro materias por semestre,
y dos períodos para el semestre impar, y tres para el par. Ocho materias, cinco
períodos. Para seguir el ritmo de estudios del programa, el alumno debe dar casi
dos materias por período. Su mínimo de exámenes a dar es dos materias en tres
de los cinco períodos, y en los restantes dos, una.
Para el incauto, los períodos
pueden parecer mensuales. No lo son. Tienen nombres de meses, pero no duración
de meses. Los períodos se extienden por entre quince y veinte días. (Este es un
cálculo primario, agradezco cualquier corrección. Lo que es seguro es que los
períodos son mucho menos que mensuales. Para sacar la extensión correcta de los
períodos, sólo tenemos que sumar los días que duró cada uno el año pasado,
sumarlos, y dividir entre cinco).
(Períodos extraordinarios)
(Períodos extraordinarios)
LOS PROFESORES CONTROLAN EL
GREMIO DE LOS ESTUDIANTES
(CONTINUARÁ)